Hoy vamos a hablar de un lugar curioso, pues es tan valorado por historiadores y turistas como odiado por los habitantes del país en el que habita; hablamos del Palacio del Pueblo de Bucarest, en Rumanía.

Se trata de el segundo edificio más grande de todo el mundo, solo por detrás del Pentágono de Washington. Su mala valoración entre los ciudadanos rumanos es debido a que se trata de un símbolo del poder y maldad del Nicolae Ceaucescu, un antiguo dictador rumano recordado por sus atroces crímenes.

Un palacio con mucha historia a sus espaldas

La historia de este palacio se remonta al año 1977, cuando un terremoto asoló la ciudad de Bucarest, algo de lo que Ceaucescu se aprovechó para derrumbar las casas, hospitales y demás edificios, logrando expulsar a los habitantes y consiguiendo el más absoluto poder sobre la ciudad. El Palacio fue construido entonces como legado y tributo a su persona, de ahí el gran resentimiento de los habitantes de Bucarest hacia el mismo.

Para quienes quieran conocer el final de la historia, Nicolae Ceaucescu fue ejecutado junto con su mujer en el año 1989 tras un juicio (televisado, por cierto) en el que se dictó dicha sentencia.

Sin duda, un lugar muy recomendable para visitar (aceptan visitas), con una enorme extensión y una calidad histórica también enorme.