Un paraíso natural y casi como en sueño, escondido en la Polinesia Francesa es Bora Bora, una isla que vive del turismo, gracias a la arena blanca y a las sus aguas cristalinas en las que abundan los corales, los cuales son el mayor atrayente para todos aquellos que visitan la isla. También acuden muchos biólogos a investigar la vida submarina de los arrecifes de coral.
La isla tuvo un origen volcánico. El cráter de ese volcán contiene ahora un lago con aguas más que cristalinas y con una temperatura que hace las delicias del visitante. El monte que se aprecia a primera vista se llama Monte Otemanu.
Cuando los turistas ven la isla desde la ventanilla del avión, o ya una vez bajados del él, piensan que están en una foto de las de agencia de viajes.
Allí hay muchos hoteles de lujo y bungalows, sobre todo sobre el lago de aguas cristalinas.
El precio por la estancia allí y el viaje no es barato, por lo que es elegido como destino para las lunas de miel, como destino romántico, de aquellos que se acaban de casar.