Seguro que todos de pequeños hemos tenido un muñeco que se llama Gusilú, un gracioso gusano que se iluminaba. Nos ayudaba a superar el miedo a la oscuridad. Pues en un lugar escondido de Nueva Zelanda puedes vivir una experiencia similar e inolvidable.
La cueva Waimoto
Aunque estéticamente ya es bella de por sí, por su numerosas estalactitas y estalagmitas, la cueva de Waimoto tienen un inquilino más que la hace aun más bonita. Este inquilino es el gusano glowworm.
Estos gusanos, en su fase de larva brillan por luminiscencia. No se sabe exactamente cuál es el motivo de su brillo, que lo hacen como si fueran luciérnagas; pero lo cierto es que hacen que la cueva se ilumine y parezca pura ficción.
Aunque la cueva contiene tres niveles, sólo el primer nivel está abierto al público, donde viven los glowworms, ya que el monóxido de carbono daña la superficie de la cueva en el resto de niveles.