El tema de visitar cementerios puede parecer un poco macabro, pero cuando éstos son una de las atracciones más importantes de cualquier ciudad, uno acaba acostumbrándose a encontrarle el gusto a eso de pasear entre tumbas. Y es que hay cementerios que son auténticas obras de arte.
En París, el cementerio de Le Pere-Lachaise se ha convertido en lugar de peregrinación de muchos visitantes, para acudir a rendir culto a las tumbas de Jim Morrison, Frederic Chopin o Oscar Wilde. El cementerio judío de Praga es también un ejemplo perfecto de esto que comentamos, un lugar ineludible en nuestra visita a la capital checa.
Una ciudad tan hermosa como Florencia también merecía un cementerio a la altura, y ese es el Cementerio Francés, con numerosas tumbas ornamentadas con increíbles estatuas y figuras. Y en Londres, entre brumas e historias de vampiros, el cementerio de Highgate se ha convertido también en una más de las muchas atracciones de la capital británica.