Bélgica es uno de esos países europeos que apenas llaman la atención salvo cuando su capital, Bruselas, aparece en las noticias sobre el Parlamento Europeo. Sin embargo, es un país con muchísimo encanto, con unas ciudades maravillosas que da gusto ir conociendo poco a poco. Ya hemos hablado de Brujas, de Amberes y de la propia Bruselas, pero todavía nos queda la joya universitaria, la preciosa Gante, un lugar encantador donde cualquiera puede encontrar lo que busca.
Si eres joven y quieres diversión, Gante te ofrece una vibrante vida nocturna en la que podrás pasarlo en grande junto a los más de 50.000 universitarios que conforman una quinta parte del total de su población. Bares, pubs y discotecas de todos los estilos para que nunca te aburras en una de las ciudades más animadas de toda Bélgica.
Si lo que buscas es hacer turismo de monumentos y conocer mejor la historia de la ciudad, puedes visitar su centro histórico medieval, darte una vuelta por su pequeña pero encantadora red de canales, y disfrutar de su castillo, de la Iglesia de San Nicolás y la plaza Kornemarkt, siempre bulliciosa, o de su impresionante catedral, una de las mejores de toda Bélgica. También puedes subir al Belfort, un imponente campanario de más de 30 metros, desde donde tendrás las mejores vistas de toda la ciudad.
Gante era una ciudad industrial y no demasiado cuidada hasta hace unas décadas, cuando sus gobernantes decidieron aprovechar la gran oleada de turismo que estaba llegando a la vecina Brujas para convertirse también en una alternativa turística. La ciudad se adecentó, se limpiaron los edificios y se construyeron plazas y parques para dar una visión mucho más limpia a los turistas. Ubicada a poco más de media hora de Brujas y Bruselas, a medio camino entre ambas, Gante es una de esas ciudades semidesconocidas por las que te encantará pasar.