La Isla Esmeralda es un país que guarda espectaculares secretos a aquellos viajeros que no dudan en salir de las rutas habituales. Lagos, bosques y acantilados nos aguardan a cada kilómetro en Irlanda, aunque hay una ciudad que, si bien no es tan grande, sí que ha empezado a llamar mucho la atención de los turistas últimamente. Se trata de Kilkenny

Es, de hecho, la ciudad más pequeña de Irlanda, gracias a que obtuvo su título hace cuatro siglos. Hoy en día, con apenas 23.000 habitantes, sigue conservando su encanto medieval gracias a la gran cantidad de edificios de esa época, muchos de ellos hechos con piedra pulida de Black Quarry o mármol negro. Destacan especialmente la catedral Saint Caince y sobre todo, el imponente Castillo de Kilkenny, con sus enormes jardines, un lugar de visita obligada si pasamos por la ciudad.

El centro de la ciudad, con calles empedradas y edificios antiguos, es una verdadera delicia para pasear y tal vez sentarnos a disfrutar de alguna pinta en alguna taberna. Tal vez no sea tan grande ni conocida como Dublin, Galway o Limerick, pero Kilkenny forma parte de la esencia y el corazón mismo de Irlanda.