Escocia es un país absolutamente sorprendente por todo lo que ofrece a los viajeros curiosos y ávidos de encontrar nuevos lugares especiales. A pesar de lo hermosa que es Edimburgo, o de toda la marcha que tiene Glasgow, quedarse solo en esas ciudades es un error imperdonable, porque de ser así no encontrarías sitios tan hermosas y especiales como Oban, en la costa occidental, la puerta hacia las islas Hébridas interiores, y una ciudad encantadora que vale la pena por sí misma.
Esta pequeña ciudad se ubica sobre una preciosa bahía de la que cada día parten varios ferries para las islas cercanas. Cuenta además con castillos cercanos, con un monumento precioso llamado la Torre McCaig, con unas vistas impresionantes de toda la ciudad y del mar, y por supuesto, también tiene su propia destilería, para los amantes del whisky. Un lugar muy especial para pasar un par de días, o como sitio de paso hacia las islas.
Dicen que Oban tiene algunos de los mejores fish and chips del país, pero la oferta gastronómica es enorme. En los meses de verano, la ciudad se llena de turistas, pero el ambiente sigue siendo tranquilo, siendo una de las ciudades escocesas con más encanto que podemos visitar en esa época.