Ciudad al borde del mar, pero también con el encanto de estar en la ribera del río Duero, con una arquitectura sorprendente y una gastronomía exquisita siempre bañada por el mejor vino local, Oporto se ha convertido en los últimos años en una de esas escapadas imprescindibles, especialmente en otoño, cuando se puede pasear por sus calles de una forma más tranquila, sin tanto visitante estival.
Situada al norte de Portugal, esta ciudad encierra muchos secretos que cada cual puede ir descubriendo a su ritmo. Es cierto que tal vez un fin de semana se quede corto para verla por completo, pero sí tendremos el tiempo suficiente para conocer esa parte de la ciudad que nos enamorará a primera vista y nos hará volver, seguro.
La visita a las bodegas, sobre todo si somos aficionados al vino, es uno de esos puntos imprescindibles en nuestra escapada. Probar alguna receta local en las tabernas a orillas del río, como el bacalao al vino, puede ser una forma perfecta de terminar la noche con una cena exquisita, que podremos bajar sin problemas visitando el centro histórico de la ciudad, lleno de edificios reseñables.
Y si queremos ser parte de esa historia, nada mejor que reposar nuestro paseo sentándonos en la Majestic a tomar un café, según dicen, el más delicioso de toda la ciudad y uno de los mejores del mundo, rodeados de la esencia del novecento en un local muy especial. Oporto, una ciudad con muchas posibilidades y a apenas unas horas de nuestra capital.