El verano acaba de entrar por la puerta en medio mundo, pero lo ha hecho, todavía, de una forma descafeinada, al estar pendientes la mayoría de países aun de la epidemia del Covid 19, por la que seguramente este verano será un poco diferente a los anteriores, debido a algunas restricciones en determinados destinos. El turismo se está intentando reactivar en las playas y centros más importantes, pero mucha gente está mirando con más interés el interior, donde también hay espectaculares alternativas.

En el Pirineo Aragonés encontramos una de esas alternativas, el Parque Natural de Ordesa y Monte Perdido, un conjunto de cuatro preciosos valles alrededor de un macizo gigantesco, que nos ofrece una experiencia en plena naturaleza absolutamente inolvidable. Deportes como el senderismo, la escalada o el rafting son algo habitual en este lugar, así como los paseos tranquilos por cada rincón mágico de estos valles, que cuenta con la consideración de la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad. 

El Valle de Ordesa es la puerta de entrada a esta imponente región, desde la población de Torla, un lugar que en verano se mantiene fresco por su altitud, y que ofrece la posibilidad de actividades tanto individuales como en grupos, para parejas y familias, en un entorno perfecto para congraciarnos de nuevo con esa naturaleza de la que hemos estado tantos meses ausentes.